Cambiando el mundo
Nació en la página 147 de un libro escrito por una bruja de nariz pecosa y cegatona quien le había dado una vida miserable. Pero ella estaba cansada de su nombre de su historia y de morir solo seis páginas más adelante. Envalentonada decidió aprender a escribir porque a soñar ya sabía. Solo un par de trazos allí y otro par allá y cambio la historia. La suya y la de todos aquellos que cansados de su miseria la siguieron, le aprendieron y con un lápiz cambiaron su mundo.
Aprendiendo a bailar
La distancia establecida entre mis pies y tu mirada no puede verse turbada por la incomodidad de el vaivén de tu cintura y mi cara roja de pena al tocarla mientras pienso en cualquier cosa que me distraiga e impida pisarte cuando me enseñas el arte de bailar apretadito.
Besos de café
Quería ser semilla de café para poder tener un gran sueño, para poder ser el dueño de la atención del viento que sale de tu boca. El amor para el café es más divino, es más precoz y también más repentino, muere pronto y pronto renace sin necesidad ni tiempo para lamentarse.
Tres líneas
El frio siempre le había gustado. Pero este era un frio diferente. Ajeno, lleno de melancolía, lleno de recuerdos que se juró olvidar. Supo entonces sin haber leído, sin haber tan siquiera recibido la carta que tanto venia esperando, que la respuesta seria devastadora. Que no podrá resistir leer tres líneas sin que la acompañen tres idénticas lágrimas.
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