El inspector Cooper y su asistente Rochi estaban muy atentos escuchando la conversación entre Fudo y Laia, confirmando así sus sospechas. El plan había salido a las mil maravillas, dejarlos solos fue una buena opción después de todo le dice Rochi a su jefe.
—Así es fue buena idea sin embargo si no localizamos a la señora Naomi Akiyama no avanzaremos en este maldito caso.
En ese instante entra un oficial. —Disculpe que lo interrumpa inspector, pero ha ocurrido otro homicidio…
—¿Qué está diciendo oficial?
Japón es uno de los países más seguros del mundo con un índice de homicidios muy por debajo del promedio, que en menos de 36 horas hubiera dos homicidios en el mismo distrito era algo no sólo anormal, era extremadamente preocupante.
—¿Dónde ha ocurrido el hecho?
—En la escuela secundaria de Tokio, señor.
—¿En la escuela? ¿Quiere decir que la víctima es?
El oficial asiente con la cabeza, confirmando la intuición del inspector Cooper. —Así es un estudiante.
Este era un incidente que era imposible de evadir, los medios de telecomunicación nipona ya estaban todos volcados sobre la escuela, y a la estación de policía pronto llegarán fuertes demandas de altos mandos pidiendo resultados. Esto era lo último que necesitábamos pensó Cooper en este momento donde recién comenzaba a analizar el caso de los Akiyama, lo que no sabía en ese momento él inspector era que los crímenes tenían una profunda relación.
—Muy bien señores tenemos una situación bastante anómala y preocupante aquí, así que tendremos que dividirnos muy bien para poder atender ambos casos con la misma eficiencia.
Aunque ese era el discurso que el inspector dio a sus hombres ellos y el sabían muy bien que el alcalde daría como prioritario el caso del chico asesinado, no porque se preocupara por este ser menor de edad y porque ocurriera en una entidad pública, sino porque se acercaban las elecciones y debía quedar bien con la ciudadanía.
—Señor es el alcalde al teléfono.
—Ahora no Rochi, ya sé que es lo que me dirá.
Cooper no sabíaa que hacer en ese momento, por un lado, estaba el caso Akiyama que ya lo había obsesionado. Pero en la otra mano estaba el incidente en la escuela, el cual sabe que debe resolver la estación lo más rápido posible, además de atender a las leyes japonesas que dictan darles prioridad a los menores de edad.
—¿Señor cuál caso va a atender usted personalmente? Hay una patrulla esperando para salir a la escuela secundaria de Tokio y otra para buscar a la señora Akiyama.
A pesar de su malestar Cooper sabía que la opción más sabia era ir a la escuela, todo el país iba volcar su atención en ese caso lo mejor para la ciudad y para el cuerpo de policía era resolverlo lo antes posible.
—¿Que tenemos hasta ahora, Rochi?
—La víctima era un estudiante de duodécimo grado Kenji Masayoshi de 16 años de edad, hay un par de testigos que en este momento se encuentran aislados en la rectoría, al parecer muy alterados.
—¿Y sus padres?
—Aún no llegan señor
—Perfecto debemos darnos prisa para interrogar esos chicos antes que sus padres o bienestar del menor lleguen, dese prisa oficial acelere — Si señor…asiente el oficial al volante quien acelera a fondo.
Tal como lo esperaban afuera de la escuela había docenas de periodistas de todo Japón y todos los medios esperando respuestas y algún reporte oficial ya que hasta el momento la situación era confusa y solo se tenían rumores de lo ocurrido.
—Conduzca hasta la entrada de la escuela, no, nos vamos a bajar en medio de esta romería.
Aún desde dentro del auto se podían escuchar los efusivos periodistas. —¿Inspector Cooper, díganos que fue lo que paso? ¿Es verdad que la víctima es un menor de edad? ¿Inspector ya se sabe quién fue el asesino? Unas palabras inspector.
—Esto está peor de lo que nos imaginamos inspector —dijo Rochi.
—Lo sé y se va a poner peor, mientras más tardemos en resolver este caso se hará más popular y el gobierno nos presionará más.
—Señores los estábamos esperando, dense prisa por favor —Les indico el velador de la escuela que como todos adentro estaban consternados con el homicidio.
—Llévenos inmediatamente a la escena del crimen. —dijo con voz autoritaria Cooper.
Una extraña sensación había en el aire, como si este siendo testigo de lo ocurrido quisiera gritar, un vientecillo jugo con el cabello de Zed Cooper cubriéndole la cara, quien a cada paso y por su ya aguda intuición sabía que este caso tenía matices especiales, que era diferente.
—¿Esta es la escena del crimen? —dijo Rochi desconcertado, pues no había rastros ni de forcejeos ni de sangre por ninguna parte.
—¿Se sabe cuál fue el arma homicida?
El rector quien era el que ahora los guiaba no sabía cómo decirles que no se conocía a ciencia cierta como lo mataron.
—No inspector, no se encontró ningún arma, además porque tampoco alguien vio que se usara una.
—¿Cómo es eso? ¿Me está diciendo que lo mataron a puño limpio?
Cooper que ya teníaa en su celular registro de varias fotos de Kenji Masayoshi no se imaginaba quien podía matar a mano limpia a alguien tan grande y fuerte, y sin dejar menor rastro.
—No lo sé inspector, solo dos alumnos presenciaron el asesinato y su explicación de los hechos es…como decirlo demasiado bizarra.
—¿Explíqueme que quiere decir con eso, señor rector?
—Bueno ellos están en mi oficina en este momento, ¿porque no lo averigua usted mismo?
—Rochi ven conmigo, el resto acordonen la zona y no toquen nada hasta que llegué el personal de forenses que pedí.
Era la tercera aspirina que Cooper sacaba de su bolsillo en menos de 12 horas, se las tragaba sin agua y su seño empezaba a fruncirse más que de costumbre. Rochi sabía que a su jefe le incomodaba algo o que quizás olía a problemas graves en el aire.
—Muy bien chicos estos dos caballeros son el inspector Zed Cooper y su ayudante el oficial Rochi, les harán algunas preguntas sobre lo acontecido. Por favor díganles lo que me informaron a mi sin omitir detalle.
¿Los dejo solos con los chicos señores?
—No es necesario señor rector, su presencia aquí es mucho mejor para todos.
—Está bien. —en realidad el rector Acatomi Nigosahua, no tenía ganas de escuchar de nuevo el relato de los chicos, ni quería ver la cara de los policías al escucharla.
—Muy bien jóvenes, ¿pueden decirme cuáles son sus nombres?
—Si señor. —dijeron ambos a la vez, con voz nerviosa.
—Mi nombre es Ryu Nakahara.
—Y yo soy Ken Yamagi.
—Señor Nakahara, señor Yamagi, mi nombre es Zed Cooper como se los dijo el rector, pueden llamarme inspector Cooper, para más facilidad, sé que están un poco asombrados y acongojados por la situación, pero es muy importante para la investigación lo que ustedes nos puedan decir sobre lo que vieron hoy. ¿Puedo contar con su ayuda?
—Si señor. —dijeron nuevamente ambos mientras bajaban la cabeza en señal de tristeza como recordando lo ocurrido.
—Bien ¿puede alguno de los dos narrarme que fue lo que ocurrió?
Ken toma la palabra.
—Bueno en realidad estábamos los tres como todos los días paseando por los pasillos de la escuela antes de ingresar a clase, sin hacerle daño a nadie divirtiéndonos con nuestras historias, este tonto que ve aquí se había pasado la noche en vela chateando con una chica de grado 9 jajaja es muy tonto no cree —Oye eso no es cierto…
—Señores, vayan al grano por favor, necesito que me digan ¿quién y cómo asesinaron a Masayoshi?
—De acuerdo, como le decía íbamos por el pasillo 3G tranquilamente cuando, de repente se escuchó un ruido muy raro.
—¿Raro cómo?
—Como de ultratumba, como un efecto especial o algo así, Masayoshi se devolvió, él tenía muy mal carácter y pensaba que alguien que algún estudiante quería asustarnos, así que grito. Quien anda ahí, sal o te golpeare
Ryu se llevó la mano a la cara, como pensando en lo tonto que era su amigo, en decir eso.
—Entonces de la nada y de forma muy veloz apareció una especie de sombra, quedamos aterrados cuando menos lo pensamos tenia a Masayoshi cogido del cuello y le decía algo, pero no logramos escuchar que era y entonces frente a nosotros lo estranguló y después, después…—El chico no pudo contenerse más y rompió en llanto no podía seguir hablando con normalidad.
—Está bien respira, dele un poco de agua Rochi por favor —Si señor, ten tranquilízate.
—No era una sombra. —Dijo Ryu mucho más tranquilo que su compañero.
—Quieres continuar la historia por favor.
—Como le digo inspector no era una sombra, aunque si era extremadamente rápida y fuerte, Masayoshi media casi un metro noventa y era fuerte aun así esta mujer lo levantó como si alzara un juguete y se escuchó cuando le rompió el cuello solo con una mano.
—¿Una mujer? ¿Quiere decir que el asesino es una chica?
—Bueno más que una chica yo diría una señora.
—Cooper y Rochi se miraron sorprendidos.
—Eh señores yo creo que los chicos están un poco trastornados por todo esto la mente de los adolescentes es muy creativa, no sé si esto tenga fundamento, disculpen por favor, lo mejor será que ellos se vayan a descansar.
—¡No!, ellos son los únicos testigos del asesinato de un menor de edad ocurrido en su escuela. ¿Como es posible que no crea en ellos?
—Pues eh oficial…
—Soy Inspector no se le olvide, y su falta de fe en estos chicos me desconcierta demasiado salga de aquí por favor. ¿Caballeros díganme algo, pueden recordar el rostro de esa mujer? ¿Si le digo a un experto que haga un dibujo ustedes pueden describirla?
Ambos asintieron una vez más, pareciera que el incidente logró unirlos en sus respuestas.
—Una pregunta más, dice Rochi. —¿Cómo es que ustedes dos no fueron atacados por esa mujer?
—No lo se dice Ryu. —yo mismo me lo pregunto, después de matar a Masayoshi ella simplemente nos miró, tal vez estoy loco, pero me pareció que nos hizo una especie de advertencia y después tan rápido como apareció se esfumo.
—¿Como una advertencia?
Es cierto dijo Ken, había olvidado eso. —nos miró fijamente e hizo una señal con su mano llevándola al cuello y después se despidió con su otra mano.
—También tengo la impresión de que ya había visto a esa mujer en alguna parte, pero no logro recordarlo.
—Es verdad Ryu yo también tengo esa impresión, creo que ya la había visto antes, ¿pero en dónde?
Mientras tanto en la televisión nacional ya se estaba hablando del tema. Un verdadero escándalo que sacudía la sociedad japonesa, los periodistas tienen el noble deber de informar a la ciudadanía de forma imparcial los eventos que ocurren en el mundo, pero muchas veces por su afán de informar dejan a un lado la naturaleza sensible del hombre, de alguna forma alguien había logrado filtrar la foto y el nombre del chico ejecutado.
—Este es el joven que fue asesinado esta mañana en la secundaria de Tokio, su nombre era Kenji Masayoshi de 16 años de edad.
Fudo que sin querer estaba pasando los canales del televisor de Laia se quedó pasmado cuando justo puso el canal de noticias y vio la foto y el nombre de aquel que hace ya más de dos años le fracturo el cráneo, declarado muerto por asesinato.
Amaguchi Kakero era el morfólogo más experimentado de la unidad de delitos especiales de Tokio con más de 25 años de experiencia había retratado el rostro de muchos criminales no solo de Japón, también de Europa donde estudió. Solo le llevo una hora y media terminar el retrato hablado. Tras de hacerles varias preguntas a los chicos sobre la forma de la cara, de sus ojos y del cabello fue construyendo poco a poco el rostro. ——¿Bien es esta la mujer?
—Si oficial, no hay duda esa es.
—Ok inspector Cooper parece que tenemos un rostro reconocido.
Cooper se acercó a ver el dibujo, preguntándole a los chicos una vez más si estaban seguros de que esa era la mujer que habían visto matar a su amigo. Y ambos estuvieron de acuerdo de nuevo que en efecto era ella.
De pronto Rochi se aproxima después de Cooper a ver el retrato y se quedó pálido como si hubiera visto un fantasma.
—¡No puede ser!
—¿Qué pasa oficial? Preguntó Cooper extrañado por el comportamiento de su compañero.
—Esa mujer, es esa mujer, inspector es la madre de Fudo Akiyama. La mujer que buscamos Naomi Akiyama.
—Es cierto ella es la mamá de Fudo, sabía que la había visto en alguna parte, ves Ken te lo dije. ¿Pero ustedes porque conocen a Fudo?
—¿Está seguro de lo que está diciendo oficial? —replicó Cooper.
—Si señor, ahora que recuerdo usted no había visto la foto de la señora Akiyama, pero nosotros ya la teníamos en nuestros archivos, debo tener una copia en mi celular, eh si mire aquí esta.
Cooper vio la foto del celular de Rochi y en efecto se trataba de la misma mujer, pero que estaba pasando aquí se preguntó el inspector.
—Reúna a todos los hombres Rochi nos vamos.
—¿Pero a dónde?
—A la casa de la señorita Laia Abbati, a ver de nuevo al señor Fudo.
Como ya te dije en Twitter, me ha gustado mucho, Oscar...👏👏👏👏🤗