Participan: @emilio428665565 @enora_d @SPerizN50 @Andres8342 @marguita_41 @misletrasnuria1
El inconfundible aroma de la lluvia, me trasporta en el tiempo hasta la casa de campo de veraneo de mis padres en plena montaña. Que aroma a hierba fresca és el que produce la lluvia al caer en la tierra seca. El olor del petricor se aprecia después de largos períodos de sequía; pero cuando la lluvia provoca la salida del arcoiris el matiz de sus colores cuya tonalidad luminosa alegra la vista y forja la mirada acendrada es tan hermoso que deslumbra el corazón con su colorido. La aromatización se percibe como si fuera el sudor de algunas plantas, y se parece al suave aroma de las almendras. Es un mundo fascinante de olores y aromas puro. El viento en las tardes asoma y en las mañanas arrecia y el sol cuando sale al amanecer, es reconfortable; a medio día agobiante y hasta el crepúsculo soportable. El trinar de los pájaros que anidan sobre los árboles con los primeros rayos del sol alivian el alma; un sonido que encandila los despertares.
Al anochecer se puede oír el sonido de algún búho en alguna rama de un árbol cercano; alguna ardilla saltar de árbol en árbol recorriendo sus ramas. Pero es un sonido y una paz sosegada que llegas a creer que el mundo es hermoso, cuando en realidad la belleza está en la montaña y el bosque, y en la urbe, el mundanal ruido y la maldad de las personas. Como añoro aquellos años. Al fallecer mi padre y posteriormente mi madre, mi hermano me obligó a vender la casa; yo, jamás la hubiera vendido, pero mi padre tuvo el fallo de dejar en el testamento que mi hermano que es mayor que yo, tuviera la potestad para decidirlo. Y a él, sólo le importaba el dinero.
Conforme pasa el tiempo aumenta la melancolía por nuestro antiguo hogar y el dolor en el corazón. Estoy segura que tu no querías esto padre.
Procuro aliviar mi alma en el parque jardín, más grande de la ciudad y aunque la polución lo cubre todo y hay un sonido estruendoso de martillo hidráulico cercano, que sumado al bullicio del gentío es de lo mejor de la ciudad.
Las llamadas vías verdes de la periferia, no son tan verdes, como su nombre indica, apenas vegetación alrededor de los caminos llenos de basura humana y los carteles informativos destrozados, o simplemente desaparecidos por el vandalismo.
No se como la gente es capaz de vivir así, pero quiero volver, si puedo recuperar mi hogar mucho mejor y si no un lugar que sea similar. Volver a la paz y tranquilidad de la naturaleza y trabajar y vivir de ella. Espero hacerlo en poco tiempo.
Mientras andaba por la ribera y el agua del mar bañaba mis pies, por mi mente pasaba aquella chica que tanto me gustaba. Por absurdo que pareciera, no nos conocíamos en persona, pero habíamos intercambiado muchos conocimientos, muchas confesiones, mucha poesía. De hecho, nos unió nuestras afinidades literarias. Y poco a poco, nos íbamos conociendo más, nos contábamos secretos, intimidades que a nadie más podíamos contar. Solo a nosotros mismos con la firme promesa de no divulgar jamás dichas confesiones a nadie. Nuestras conversaciones eran solo nuestras, íntimas y de nadie más. Con el tiempo, además de compartir nuestras afinidades literarias, también compartíamos nuestras intimidades con todo nuestro recíproco cariño, hasta que llegué a enamorarme de ella como un jovencito. Nos llevábamos quince años de diferencia pero la atracción era brutal sin conocernos en persona, sin mirarnos a los ojos pero sintiéndonos atraídos con nuestras cariñosas voces. Era algo inexplicable para mí, pues nunca nadie me hizo sentir así antes. Era maravilloso, una sensación hermosa, otra manera de amar pero en definitiva, amar. Hasta que dicho sueño, se esfumó, se evaporó como un suspiro dejando el recuerdo de algo que pudo haber sido y no fue. Fue hermoso mientras duró aunque sabíamos que efímero sería nuestro idilio virtual.
Llegué a la ciudad, y me instalé en un piso compartido con dos chicas estudiantes. Fue una gran decisión porque me permitió recortar gastos y ahorrar para emprender mi sueño. Trabajo como dependienta en una cadena textil y los fines de semana ayudo a Charo en la pastelería. Ella es viuda sin hijos, tiene ojos vivarachos color almendra, anchas caderas, la voz aterciopelada y un carácter de armas tomar cuando se enfada. Su regazo me ha abrigado durante estos años, ella huele a hogar, a canela y vainilla. Me abrazo a mi misma al pensar que se acerca el momento de la despedida y ella se quedará sola en la ciudad.
Quizás, le apetezca visitarme durante las vacaciones de verano, las ventas en esos meses disminuyen y Charo siempre ha querido ver el amanecer desde las montañas. Unos sollozos rompen mi ensoñación. Niñas pequeñas vestidas de uniforme intentan zafarse de las manos de su padre y no puedo evitar recordar mi niñez correteando por los caminos del bosque, por caminos donde la prisa no calienta el suelo.
Un sábado, en la pastelería donde trabajo ayudando a Charo, vino un cliente que compró dos milhojas, dulces rellenos de merengue, me dijo: que me invitaba a 1, y que pagaba 3, guardase el mío y al terminar su jornada laboral se lo lleva a su casa. Le dije, que no acepto regalos de un desconocido y que la cuenta eran tres euros. Me dijo, que se llamaba Jaime, que ya no era un desconocido y que yo debía llamarme Estrella, por mis ojos brillantes.
Le dije que tenía una forma de ligar que conmigo no iba a funcionar y que no pensaba decirle mi nombre, que pagase ya, que había cola esperando.
Jaime regresaba a comprar las 2 milhojas todos los sábados sobre la misma hora matutina y siempre me decía lo mismo, que pagaba tres dulces y se llevaba dos y me llamaba Estrella, me sacaba de mis casillas, yo siempre le decía lo mismo, amablemente pero en un tono de reproche, que no me llamo Estrella, que no le diré mi nombre y que paga dos dulces, los que se lleva.
Hasta que al quinto sábado consecutivo que Jaime venía a comprar sus milhojas, tuve un pálpito, cambié de opinión y le contesté otra cosa.
Respirando muy hondo dijo: -
Jaime, no le digas a nadie que me llamo Estrella.. por favor.. dime cómo lo sabes tú? A él se le abrieron los ojos como platos.
-Entonces, Estrella, tu madre te contó? Quiero decir.,. Charo..? Me mareé. Me sentó en una silla, por suerte, no había entrado ningún cliente más.
-Veo que no lo sabes. Eres igual de traviesa que cuando tenías dos años, hermanita. ¿Hermanita?
-Perdone, Jaime, soy hija única, mi madre no pudo tener más hijos por un disgusto que se ve que le dió mi padre.
-Yo te llevo tres años, Estrella. Eres hija de Charo y papá. Como yo. Tu madre casi se vuelve loca cuando se enteró. Una infidelidad, un resbalón, un hijo fuera del matrimonio.. pase, pero dos!!! Papá decidió no engañarla más y te llevó con él. Digamos que "repartío" los hijos con las dos mujeres que había querido. Hace unos años, al morir tu madre, Charo te buscó, no trabajas aquí por casualidad. Papá os traía milhojas cada sábado. Eras muy pequeña... Sentí cómo se me iba el mundo de repente.
-Raquel! -Raquel!! Despierta, hija, despierta, mujer! Te has quedado dormida y soñabas, menos mal que volví rápido.
-Ven a la cocina, te voy a calentar un poco de leche. Apoyé la mano en la mesa para levantarme y sentí cómo chafaba algo. Todo olía a merengue. Hasta el tintineo del euro cayendo al suelo.
Gracias Salpering nos alegra te gustase 🤗🤗🤗
👏👏👏👏