—Permanece en un estado continuo de melancólica nostalgia. No sé explicarlo mejor, hay algo en su rostro, como una especie de alejamiento—anunció el doctor, frunciendo el ceño.
—Ha pasado ya tiempo desde que su marido, testigo de su locu…—evitó continuar, la mujer le observaba fijamente.
Por unos instantes el doctor titubeó, pero solo percibió un vacío en sus ojos. Movió la cabeza negativamente y fijó la vista en su acompañante; demasiado joven y vulgar para haber sido nombrado administrador del centro,—que ironía, pensó.
Esperó algún gesto o comentario para anular cualquier duda que pudiera surgir entre ambos. Estaba claro que su polifacético ayudante no tenía ninguna objeción al respecto, y él ya llevaba demasiados años a sus espaldas, demasiados.
No iba a tolerar cargar con toda la responsabilidad de una decisión tan abrumadora.
Observó de nuevo a la paciente, en ese momento, parecía perdida en algún punto lejano de la habitación.
Los dos hombres se miraron. Uno, cogió la pluma que colgaba de su bolsillo delantero y anotó: reclusión. El otro hombre escribió:
“Continúa en su mundo de fantasía…”—Siguió escribiendo—“… la noche, las hadas, silencio, ausencia. Tratamiento: electroshock”.
Volvieron a dar una ojeada a la paciente y sin mediar palabra se marcharon.
Al cerrarse la puerta de la habitación, pequeñas luces aparecieron tras el cristal. La mujer sonrió, abrió la ventana y se dejó fusionar por sensaciones llenas de ilusión que la transportaban a ese mundo lleno de eterna fantasía.
¡Precioso! 👏👏