Coordinadora: Nuria de Espinosa
Participan: @marguita_41 @Andres8342 @SPerizN50 @emilio428665565 @A_Jorge2013 y @misletrasnuria1
La noche se detenía tras el cristal de la ventana. Estaba decepcionada, odiaba la imagen que el espejo mostraba recordándole la infructuosa batalla que no lograba superar contra el dolor. La ciudad dormida ausente a la realidad que atormenta su alma, y el silencio se abría paso desde su interior en un grito mudo que revelaba una vez más las cicatrices de su cuerpo. No conseguía superar los sentimientos que la atormentaban provocándole continuas recaídas que plasmaba en sus cuadros.
De pronto, suena el timbre de la puerta, ella duda entre abrir o no, finalmente abre la puerta y se sorprende al ver a Mario, un amigo suyo que llevaba dos años sin verlo, amigo y antigua pareja sentimental, en una efímera relación que duró un mes. Mario es un abogado de éxito y con una fortuna en el Banco. Le dijo que venía a comprarle algunos cuadros y pagarlos en efectivo y de paso solventar los problemas económicos de ella. La pintora lo rechazó, lo interpretó como un acto de caridad que ella no iba a tolerar. Entonces él dijo, me imaginaba tu respuesta, y le dijo también he traído una botella de buen whisky y dos vasos.
Ella se le queda mirando...
—Mira Mario... Sabes que no bebo whisky. Solo bebo tequila, sobre todo para mis dolores de espalda. Pero por esta vez, te aceptaré una copa de este whisky tan caro.
Dos vasos y una botella de whisky para celebrar que se habían reencontrado...
Su borrascoso amor con Diego sucumbía en la conflictividad, aún así, trataban de convivir a pesar del carácter individual de ambos. Los dos eran pinturas en dos cuadros diferentes. Pero el común hacia la pintura hacía posible que la unión fuera de diferentes matices. Frida un mar insondable de dudas y amarguras, almacenadas en un corazón destruido por su condición física; un mundo propio creado por ella. Frida, silencio, nostalgia , dolor y ternura.
Mientras que Diego era más abierto al mundo, lleno de expresividad y lucha por sus pensamientos haciendo grandes murales. Contrastados en las obras, unidos en el amor o eso parecía. Iban a tener un hijo en común pero ella abortó. Poco después Diego fue descubierto engañandola con su propia hermana.
Frida todo lo reflejó en sus cuadros, el aborto y la depresión por la infidelidad de Diego. Prometieron seguir juntos en una relación abierta, pero Diego no lo iba a soportar...
—¿Sigues con mi hermana? ¿Y con las otras? ¡Dímelo!
—Frida, no empieces.
Ella se levantó, y de una caja sacó las cartas que durante años le había escrito. Y cojeando, echó el wiskey a la chimenea y las cartas detrás. Una llamarada de olvido prendió toda aquella tinta de amor, odio y enfermedad.
—¡Y la vendedora de flores también! ¡Se acabó ver a tu amante en el maldito cuadro!
Todo ardía. Hasta lo ojos vidriosos de Diego, que no se movió. Al fin y al cabo, ella tenía razón.
¡Genial! 👏👏